viernes, 22 de julio de 2016

Reflexión mañanera II


Si el otro día hablaba de las delicias de ir en metro, hoy voy a ahondar un poco más en el tema. Esto puede pasar en cualquier lado, bien sea en el trasporte público, como un semáforo o en el supermercado. La gente hablando a voces. Vamos a ver que tampoco me parece tan difícil de comprender: en lugares públicos cierra tu bocaza porque a nadie le interesa tu vida. Podría haberlo escrito más finamente, pero así el mensaje queda más claro.

Os pongo el situación. Eran las 9 de la mañana de hace tres días, ya estamos en julio así que el metro no va tan lleno como de costumbre, los pasajeros (unos 10 en el vagón) íbamos enfrascados en nuestros temas, unos con el móvil, tablet, música, periódico… Tan tranquilos. En una parada de subió una mujer hablando por el móvil y se sentó a dos asientos del mío. Yo que iba con mi ipod escuchando mi lista de reproducción para despertarme, oí perfectamente la conversación de esta señora (por llamarla de alguna manera) sin necesidad de quitarme los auriculares. Como no podía ser de otra manera, le miré, descaradamente, mal fulminándola con la mirada haciéndole entender mi malestar. Parecía que había pillado la indirecta porque bajó el tono un poco pero enseguida se puso a gritar otra vez.

Ese mismo día, cuando fui a Correos, con la oficina medio vacía, otra mujer entró hablando a voces por el móvil, a que por supuesto le miré tan mal como a la otra. Pero vamos a ver ¿es que se ha perdido la educación? Que poco respecto al prójimo.

De verdad que no tengo ninguna necesidad de escuchar conversaciones ajenas, ni los problemas, ni cotilleos de nadie. Tampoco tengo por qué estar escuchando la música de unos niñatos que han decidido que no van a usar los auriculares, que el mejor compartir con el mundo esa atrocidad (que no es que me meta con ello, para gustos los colores, pero es que realmente no lo soporto).

No creo que sea tan difícil tener un poco de civismo y comportarse adecuadamente en lugares públicos, mantener las conversaciones privadas en privado, tener libertad para escuchar mi propia música que para eso se inventaron los auriculares, mantener limpias las calles, no tirar chicles al suelo, no se, unas normas muy básicas que hasta un animalito sería capaz de cumplir.



*** A veces me desencanto con la humanidad viendo lo egoístas que podemos llegar a ser ***

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