Primark en Madrid |
Hace unos meses amanecimos con la
noticia de que Pull and Bear, la marca joven del Grupo Inditex, abría, en la
Milla de Oro madrileña, su tienda más grande del mundo, nada más y nada menos
que 1.000
metros cuadrados . Nada comparado con los 12.500 metros cuadros
de la archiconocida tienda Primark abierta el pasado 15 de octubre en el número
32 de la Gran Vía
de Madrid. Fue en ese momento cuando pensé: "Se nos está yendo de las
manos".
Cuando se abrió Primark , como
casi toda persona en Madrid, fui a curiosear. Pero fue un intento fallido ya
que en más de tres ocasiones intenté entrar pero había grandes colas que por
supuesto, no estaba dispuesta a esperar. "La gente está loca", pensé
"¿Qué necesidad tienen de estar toda la tarde esperando para entrar en una
gigantesca tienda donde va a estar todo patas arriba?". De verdad que el
solo hecho de imaginarlo me agota. Se supone que ir de compras tiene que ser
una experiencia positiva, donde paseas, buscas tus productos, los pruebas y si
te gustan los compras. Personalmente, pasarme la tarde en un edificio lleno de
gente con la histeria de comprar y descubrir el 'nuevo Primark' dista mucho de
una experiencia positiva. Por no decir que tras recorrer 12.500 metros
cuadrados , esperar la cola para entrar, la del probador
y la cola para pagar, ¿realmente tienes
ganas para seguir de compras? Yo no.
Además, tras la apertura de este
gigante, la Gran Vía
madrileña se ha convertido casi en intransitable, hay más tráfico en la acera
que en la carretera; y por supuesto, si esto lo trasladamos a época navideña o
fines de semana, es insoportable. Y, lo peor de todo, es que estas macro
tiendas también llegan a las ciudades pequeñas. Tras el éxito rotundo en
Madrid, Primark abrirá sus puertas en el emblemático edificio del BBVA en la Plaza Circular de
Bilbao, al lado de El Corte Inglés, donde comienza el centro neurálgico de
compras en la capital bilbaína. No me gusta. No quiero que mi cuidad se vea
corrompida por el ansía de comprar compulsivamente; que no digo que las marcas
no entren en la ciudad, porque entrar
entran y probablemente Don Amancio Ortega pueda recorrer la Gran Vía de Bilbao
saltando de local en local sin tocar el suelo, pero todo con moderación.
Tiendas con sus tamaños normales, tiendas propias de diseñadores anónimos,
tiendas con encanto y diferentes, tiendas con Nombre y Apellido fuera de las
grandes compañías textiles.
Porque al final, paseando por
cualquier Gran Vía, vamos a tener activar la ubicación del móvil para saber en
que ciudad estamos.
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